Un bono, en finanzas, es un documento que representa una deuda que tendrá que ser pagada en determinado tiempo y con el abono de intereses que sean estipulados en el documento. Estos bonos pueden ser emitidos por organismos tanto públicos como privados.
Los bonos son de gran utilidad para los emisores pues les permiten obtener financiamiento para nuevos proyectos, mientras que el que compra los bonos, llamado tenedor, puede percibir ganancias gracias a los intereses y al final recupera el dinero prestado al emisor.
Cuando un emisor paga periódicamente su deuda, se le denomina amortización, por lo que cuando se refiere a una amortización de 3 años, se habla de que la entidad que ha emitido el bono tendrá que pagar periódicamente durante 3 años su deuda y los intereses de la misma.
¿Por qué invertir en bonos?
Existen una serie de ventajas que podremos obtener al realizar una inversión en bonos frente a una inversión en acciones, que incluso pueda tener una mayor rentabilidad frente a esta última forma de inversión.
Al comprar una acción, pasamos a ser de cierta forma parte de la empresa o entidad a la que le hemos comprado la acción, es así que en caso de alguna pérdida en las ganancias, nosotros como inversores también nos veremos afectados.
En cambio, si invertimos en un bono, tendremos la certeza de que recibiremos cada mes, o el periodo de paga de intereses establecidos en el bono, que recibiremos cierto porcentaje de intereses del dinero que hemos prestado.
Además de esto, los bonos poseen menos volatilidad que las acciones, pues cuando el mercado comienza a entrar en pánico y demás, las acciones suelen bajar de forma drástica su valor, mientras que los bonos se mantienen más estables, e inclusive pueden incrementar su valor.
Tipos de bono
Los bonos pueden clasificarse de distintas maneras, según su rentabilidad, prelación de cobro, emisor, entre otros. De cualquier manera, es importante conocer todos los tipos de bonos ya que nos permitirán decidir cuál se ajusta mejor a nuestras preferencias.
Entre los bonos según su rentabilidad, están los bonos cupón cero, que no requieren del pago de intereses, su valor cuenta con descuento a su valor nominal; también están los bonos vinculados a la inflación, cuya tasa de interés y el valor nominal del bono son susceptibles a la inflación.
Asimismo, encontramos los bonos a tipo flotante, en donde los intereses cambian de acuerdo a la situación del mercado, y los bonos a tipo fijo, en donde la tasa de interés se mantiene igual durante toda la vida del bono.
Por otra parte, están los bonos según la prelación en el cobro, entre estos están los bonos simples o senior, en el que todos los títulos de crédito del emisor tienen la misma prioridad, mientras que en los bonos subordinados, estos están por debajo de los demás títulos de crédito del emisor.
Los bonos son una excelente manera para que un organismo pueda adquirir la financiación necesaria para completar su nuevo proyecto y también son ideales para proteger el capital de un inversor, no obstante, como todo tiene sus riesgos, como la inflación y demás factores variables.